viernes, 20 de abril de 2012

“El genocida va a morir condenado”

María José Skrut 

“La memoria despierta para herir a los pueblos dormidos que no la dejan vivir
EL general de División Ramón Genaro Díaz Bessone recibió ayer una condena a prisión perpetua por los delitos de lesa humanidad. “El genocida va a morir condenado”, expresó la abogada de una de las querellas, Leticia Faccendini. Pese a las estrategias dilatorias, llevadas a cabo por el abogado del acusado, y un pedido de imputabilidad por haber sufrido un accidente cerebrovascular, esta primera etapa de la causa sentenció de por vida a Bessone por cargar con 93 víctimas en su haber.

Los primeros pasos que dio este General resonaron en la provincia de Mendonza, haciéndose cargo de la gobernación de la misma como Interventor Federal de Facto en 1973. Pero entre septiembre de 1975 y octubre de 1976 las heridas que dejó este militar en Argentina todavía están cicatrizando, en esos años logró realmente hacerse sentir.
Bessone se desempeñó como Comandante del II Cuerpo de Ejército, con sede en la ciudad de Rosario, y fue Jefe de la Zona Militar Nº 2. Desde ese cargo tuvo bajo su responsabilidad los centros clandestinos de detención organizados en dicha zona.
En 1985 Díaz Bessone fue procesado por los crímenes cometidos en la Subzona Paraná, sin embargo en 1988, gracias a la Ley de Punto Final, se lo dejó obsoleto de  responsabilidad penal,  y el Ex Presidente Carlos Menem lo indultó.
El 04 de abril de 2005 se reabren las causas y la justicia declaró inconstitucional el indulto y el General de División es inculpado como organizador de una asociación ilícita, donde se le imputan 38 delitos de privación ilegítima de la libertad.
Desde el 21 de julio de 2010 fue juzgado por el Tribunal Oral Federal de Rosario y ayer fue condenado a prisión perpetua por su participación activa en el mayor centro clandestino de la misma ciudad y uno de los principales del país: la Sección Informaciones de la Jefatura de Policía.  Por ese sitio pasaron alrededor de 2000 secuestrados, muchos siguen desaparecidos; se le atribuyen los delitos de privación de la libertad agravado por violencia, torturas, homicidio calificado, y tormentosas amenazas. En esta causa hay 93 víctimas y 160 testigos.
El gobernador Antonio Bonfatti y el ex-gobernador Hermes Binner resaltaron el valor del veredicto y Agustín Rossi, el  de los testigos que debieron revivir momentos terribles de su historia. Sin embargo, ¿puede la prisión perpetua devolverles a las víctimas la vida? ¿Puede acaso calmar el dolor de los familiares de los desaparecidos? ¿Puede borrar la memoria de aquellos sobrevivientes del terrorismo de Estado que prestaron sus testimonios? Si bien las consecuencias de la última dictadura militar dejaron marcas a fuego, esta condena es un paso hacia la verdad; no devolverá nada, pero cambió todo.


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