viernes, 13 de julio de 2012

"Nosotros somos periodistas, no solo fotógrafos"

María José Skrut y Marilina Albini

“Nunca sufrí una agresión física. Pero un barra brava de NOB, orinó en una botella y se la tiró encima a un compañero”, comentó CelinaMutti Lovera, una reportera gráfica de Rosario que estuvo al frente de una charla organizada por la Cátedra de Redacción II, desarrollada en el marco de la Muestra de Fotoperiodismo, llevada a cabo en el Centro de Expresiones Contemporáneas.



El sol se reflejaba en el río, el agua jugaba con las piedras y a pocos metros del inconmensurable Paraná, cada foto contaba una historia de vida. Lo que completaba la escena era el murmullo de la gente que iba llegando para deleitarse con cada imagen.


Los participantes comenzaron su recorrido por lasinstalaciones, había una música de fondo algo molesta: fueron sólo dos canciones que se repitieron constantemente. Sin poder terminar de ver todas las fotos expuestas, las personas fueron aglomeradas a pocos pasos de la puerta. Bajo la vigilancia de la Presidente Cristina Fernandez de Kirtchner y la mirada cálida de una anciana, Mutti Lovera tomó la palabra para contar su propia historia de vida.


La reportera gráfica del diario La Capital confesó con cierta aflicción que todo lo importante que pasa con la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (Agra)  sucede en Buenos Aires. Por eso la conmoción fue grande al saber que la muestra de este año iba a tener como sede a la ciudad de Rosario por primera vez, porque era una lucha de hace mucho tiempo.


Lo característico de esta exhibición, es que las fotos fueron tomadas por fotoperiodistas de todo el país y a lo largo y ancho del mismo, indicó la comunicadora visual.  Sin embargo, agregó, que aún la pelea continúa ya que los encargados de seleccionar las imágenes son de Buenos Aires. La subjetividad implícita, de la cual no se pueden despojar, ocasiona que se prefieran aquellas referidas a hechos significativos o sacadas por personas de la capital. Lo que se observó claramente en la sección de fútbol con la importancia que le dieron solo a los dos equipos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Boca y River.


Con algunas caras que mostraban agotamiento, a pesar de la informalidad de la charla y de ciertos dolores de espalda por estar tanto tiempo parados, no influyó en la concentración y atención de los oyentes. Celina Mutti Lovera continuaba con su “salpicadito” de información y el auditorio participaba activamente repreguntando o asintiendo lo que ella decía.


“Nosotros somos periodistas, no solo somos fotógrafos”, aseveró la mujer, mientras dialogaba con su compañero de trabajo, Alfredo Montenegro, periodista del diario La Capital y profesor de Redacción II de la carrera de Comunicación Social. Lo que desató un debate sobre el intercambio deopiniones que debe existir entre quien escribe la noticia y quien la plasma. La fotografía tiene que enriquecer el texto, por eso es tan importante el trabajo en equipo, “No es lo mismo ir solo al lugar de los hechos, que ir con el reportero, con quién podés discutir qué es lo importante, para que la foto sea lo más representativa posible” apuntó ella.


Un día en la vida del fotoperiodista

Llegando al final, Celina Mutti Lovera contó su rutina de trabajo, “en un día normal corres para todos lados a la hora que sea”. Añadió que al llegar al diario se encuentran con una lista de noticias que tienen que cubrir; los trabajadores se ponen de acuerdo a donde va a ir cada uno teniendo en cuenta la necesidad de agilidad y eficiencia de los labores. Entre ellos mantienen contacto permanentemente por cualquier percance. Un remisse los espera en la puerta, la jornada ha comenzado.

Lo que se busca es la conexión entre la foto y la información recaudada. Por eso Lovera reiteró en varias ocasiones la importancia de la presencia del periodista en el lugar donde se detectó la noticia, lo que no siempre es posible debido al trote del día. Además se considera importante el respeto a la privacidad de las personas, si alguien no quiere ser fotografiado se acepta su decisión y hay que evaluar la densidad de cada foto, lo que representa y si no es un ataque hacia el protagonista de la misma. 

Una vez terminada la sesión de fotos, el reportero gráfico hace una pre-selección que debe subir a la galería web privada del diario, donde el editor en jefe elige una, que no siempre coincide con “la foto” que el fotógrafo considera más significativa.

Los participantes seguían preguntando lo que querían saber, ella respondía con gran entusiasmo. “El fotoperiodista se hace en la calle. Yo no estudié en ningún lado esta profesión”, manifestó ante un interrogante.


Todo iba llegando a su fin, se acercaba el medio día y había que partir, no sin antes retomar para finalizar el recorrido del galpón donde pendían las 270 fotos. La gente se fue conforme con haber evacuado sus dudas, por haber enriquecido sus sentidos con tan maravilloso arte y acercarse una vez más a la ardua tarea del periodista.

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