viernes, 13 de julio de 2012

Periodismo para todos, no de todos


María José Skrut y Valentina Pautassi

“Tener las herramientas tecnológicas para ser periodista, no quiere decir que todos tengan la capacidad para serlo”, fueron las palabras de Juan Pablo Sarkissian para definir la difícil labor de escribir para contar la verdad. Lo que nos recuerda vagamente aquella célebre frase esbozada por José Pablo Feinmann: “Hoy cualquier boludo tiene un blog”. Con términos poco menos agresivos, Sarkissian quiso expresar lo mismo. Ser periodista es colocarse una mochila llamada responsabilidad y encarar la realidad de una manera particular: sin dejar los bagajes subjetivos, contar lo que pasa con la mayor objetividad posible.

Qué debe hacer y qué no debe hacer un comunicador fue el eje de la charla organizada por la Cátedra de Redacción II, de la carrera Comunicación Social, de la Facultad de Ciencias Políticas y RRII. También se habló de la diferencia entre el periodismo en web y el impreso.

El reloj marcaba las 10:30 de la mañana, ya el sol había dejado de castigar el aula 109 de la UNR, cuando los asientos fueron invadidos por estudiantes de Comunicación Social. La razón que llevó a los docentes y ayudantes a coordinar el seminario fue la necesidad de acercar e introducir a todos los interesados en las prácticas periodísticas y en el periodismo digital. Para ello convocaron a tres profesionales rosarinos que se despeñan y luchan cotidianamente en la tarea de comunicar: Sonia Tessa, Matías Loja y, anteriormente nombrado, Juan Pablo Sarkissian.

Como los caballeros todavía existen, luego de una breve introducción a cargo de dos ayudantes, Tessa tomó el mando. Columnista de Rosario3, productora de Radio2 y Radio Nacional, comenzó  con el debate remarcando la dedicación que se le debe dar al periodismo escrito diciendo que “es una lucha que hay que ganar todos los días” y para lograr esto hay que utilizar todos los sentidos y la intuición, no se debe escapar ningún detalle.

Para no evadir la atención del público que escuchaba con atención, Loja rápidamente toma la palabra. El redactor del diario digital La Capital prefirió comenzar revelando cómo fueron sus inicios y cómo batalló hasta “pagar derecho de piso.
La calidez del medio día se adueñaba del salón, Sarkkisian, cronista del diario La Capital y docente en la carrera de Comunicación Social,  habló sobre lo difícil que es para el redactor detectar cuál es el hecho noticioso. Para esto él recomienda: “Hay que preguntarse ¿qué es noticia?” y agrega: “Es todo una discusión: hay que ver dónde tenemos más recursos o menos recursos, tiene que ver con la manera subjetiva con la que se construye ese fenómeno”.

Dejando en claro que ninguno es dueño de la verdad, que solo aconsejan desde su experiencia y con los saberes que la misma práctica les dio, los disertantes coinciden en afirmar que hoy los medios son monopolios de poder; no les importa llevar la verdad, sino comerciar con ella. Un buen escritor debe saber cómo decir las cosas para que sus publicaciones no sean eliminadas. No importa en sí lo que se diga, sino cómo se lo diga: la magia de un buen periodista está en su imaginación y en su manera de ver las cosas; de allí que no haya objetividad completa posible.

No hay criterios universales sobre qué es y que no debe ser noticia; no hay un manual de cómo aprender a mirar el mundo; ni hay leyes que marquen hasta dónde llega la libertad de expresión del periodista, pero sí el periodista debe tener cierta ética y sentido común. Existe, en el inconciente colectivo, una moral y una responsabilidad social que el reportero, notero, locutor, redactor o editor debe respetar.
No cualquiera puede escribir para contar la verdad, no cualquiera puede ser buen periodista, así como no cualquiera puede ser un buen médico. Cada profesión requiere dedicación, esfuerzo, voluntad. El periodismo no está exento de esas cualidades.

Luego de una hora de exposición donde los participantes mostraron total respeto hacia los oradores, la charla finalizó con un debate interesante con preguntas de los estudiantes presentes y la respuesta enriquecedora y amable de los especialistas.

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